Desde el 2016 empezó mi pasión por pintar Mandalas desde cero, es decir, partiendo desde una en hoja en blanco. Siempre los había querido hacer, sí que los había coloreados, pero no me permitía explorar este maravilloso universo, tenía muchas resistencias, hasta que un día lo probé y no he podido soltarlo.
Han pasado los años y he ido mejorando la técnica, si les enseño mi primer mandala es muy diferente a lo que hago hoy en día.

Cada mandala es único y con cada uno les pongo una intención antes de pintarlo, así se van cargando de bonita energía
mientras voy pintando, voy pensando de forma positiva todo lo relacionado con la intención que he puesto para pintarlos.

Lo primero que pinto es una base usando una geometría sagrada que se llama la semilla de la vida y es el único momento que uso el compás, luego dejo que mis manos hagan lo suyo y los colores que escojo van variando dependiendo de lo que sienta en el momento, pinto sin parar hasta cuándo el mandala me lo diga.

Quedando como resultado maravillosas piezas únicas hechas con mucho amor.

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